Los padres y las madres se ven en la necesidad de desarrollar sus habilidades de crianza de una manera que los convierta en padres éticos y en la que valoren las consecuencias de sus acciones. La crianza de los hijos se basa en dos principios fundamentales:
- Principio A: Beneficencia y no maleficencia.
- Principio B: Fidelidad y responsabilidad.
El Principio A consiste en no infligir daño y en elegir buscar y hacer lo correcto. Esto no es tan simple como puede parecer ya que, a menudo, implica una posición crítica hacia los ejemplos de crianza que se tienen de los propios padres a la vez que se encuentra una manera de no rechazar estos ejemplos por motivos de mera rebeldía. El Principio B hace referencia a actitudes tales como cumplir lo que se promete, ser digno de confianza, ser constante y aprender todo lo que se pueda sobre tu trabajo como padre. Significa tomarse en serio la profesión de ser padre. Como progenitor, te esfuerzas por gestionar las situaciones a unos estándares elevados. No engañas, ni mientes, ni culpas a otros de tus defectos y muestras un comportamiento modélico, moral y ético, todo el tiempo. (http://www.apa.org/ethics/code/principles.pdf)
Alison Gopnik ha identificado dos tipos de padre moderno, el «jardinero» y el «carpintero». El «carpintero» piensa que su hijo puede ser moldeado. «La idea es que, si simplemente haces lo correcto, adquieres las habilidades correctas o lees los libros correctos vas a ser capaz de moldear a tu hijo para convertirlo en un tipo de adulto determinado», dice ella. El «jardinero», por otro lado, está menos preocupado por controlar en quién se convertirá el niño y en su lugar proporciona un espacio protegido en el que poder explorar. Este estilo consiste en «crear un ecosistema rico y cuidadoso con la crianza, pero también variable, diverso y dinámico». La investigación muestra que los niños criados por padres «jardineros» son mucho más resistentes y no resulta sorprendente que sus competencias emprendedoras estén mucho más desarrolladas. En esta formación pretendemos que los padres comprendan los beneficios de convertirse en unos padres «más jardineros».
El enfoque recomendado incluye un énfasis concreto en el aprendizaje a través del juego auténtico. El juego auténtico proporciona una valiosa base para un aprendizaje que es socialmente interactivo, reiterativo, alegre, significativo y atractivo, todas ellas características que se cree que proporcionan una base sólida para una persona emprendedora. En esos juegos, los niños aprenden mejor cuando están en un «estado de fluir» (concepto aportado por Csíkszentmihályi), cuando se sienten desafiados pero no excesivamente desafiados y descubren un gran placer en encontrar soluciones por sí mismos. Proporcionar oportunidades para que los jóvenes aprendices desarrollen una actitud positiva para la resolución de problemas se considera una parte clave del papel y la tarea de los padres como educadores emprendedores. El proyecto de formación tiene por objeto apoyar a los padres en la búsqueda del equilibrio y proporcionar a sus hijos un entorno propicio para un mejor aprendizaje.
En este módulo, nos basamos en la labor de los teóricos y profesionales de la crianza de los hijos de las últimas décadas, abordando este tema desde distintos puntos de vista, pero llegando a las mismas soluciones: criar a los hijos en un entorno de confianza y cariño, desafiándolos, pero sin abrumarlos. Tomamos como referencia los trabajos de los siguientes autores: Alison Gopnik, Alfie Kohn, Lawrence J. Cohen, Peter Gray, Pasi Sahlberg, Philippa Perry, Marilyn Price-Mitchell, Ken Robinson, Wendy Mogel.
La adquisición de la competencia financiera (CF) se incluye en este módulo como el área más relevante de la educación emprendedora en el hogar. Si bien puede parecer un tema relativamente simple, también tiene sus desafíos y trampas. El objetivo es claramente ayudar a su hijo a aprender el valor que tiene el dinero y cómo negociar sus finanzas en el mundo real. Al mismo tiempo, el verdadero reto para los padres es encontrar formas que sean auténticas, no utilizar el dinero como castigo o como recompensa por acciones que formen parte de la vida cotidiana (como las tareas domésticas compartidas o los resultados académicos), sino ayudar a nuestros hijos a desarrollar sus habilidades de una manera apropiada para su edad. Al hacer esto, se pueden abordar fácilmente una serie de principios clave:
- La importancia del ahorro, es decir, la gratificación retrasada, donde una serie de compras atractivas a corto plazo se sacrifican por la satisfacción de comprar un determinado juguete más tarde;
- el reconocimiento de la naturaleza ilimitada de las necesidades o deseos, en contraste con la capacidad limitada de satisfacerlos. Ir hacia un presupuesto simplista obliga a reconocer esas realidades, a la necesidad de reconocer las prioridades y, por tanto, de decidir cómo presupuestar y gastar los escasos recursos.
La CF se ha incluido conscientemente en este módulo, ya que se alinea especialmente bien con los elementos de la educación ética y sostenible, a los que los padres a menudo necesitan acceder y llevar más allá de sus propias experiencias para tener éxito. El mayor énfasis en la CF también refleja el cambio social que está siendo impulsado por el entorno económico y político.