Módulo 6 | Practicar diariamente la resolución de problemas y la toma de decisiones

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En este módulo, abordaremos cómo desarrollar en los jóvenes alumnos las dos competencias:

  • la toma de decisiones y
  • la resolución de problemas.

La vida es un proceso constante de toma de decisiones y una habilidad social y vital clave, y los jóvenes aprendices necesitan estar equipados para comprender cómo tomar decisiones; de lo contrario, otros tomarán decisiones por nosotros por defecto, que pueden producir sentimientos de frustración y que vivamos la vida de otros.

La mayoría de las áreas de nuestras vidas nos plantean opciones que a su vez implican la toma de decisiones para resolver los problemas, ya sean grandes o pequeños. A medida que los individuos crecen y asumen más responsabilidades, la toma de decisiones y sus implicaciones se harán más o menos importantes dependiendo de las personas que se vean afectadas por estas decisiones. Para una empresa, una buena o mala decisión puede afectar a su viabilidad económica; en el hogar familiar, las decisiones clave repercutirán en las oportunidades de vida de los hijos e hijas. Por lo tanto, no sólo las personas que van a dirigir grandes empresas deben ser formadas en la toma de decisiones y en la resolución de problemas, sino también todas las personas que se enfrentan a los retos de decidir en su ámbito personal o familiar. En otras palabras, el argumento es que la formación en la toma de decisiones y la resolución de problemas son aptitudes universales para la vida que deberían estar disponibles para todos los ciudadanos.

Un elemento adicional al asumir responsabilidades en cualquier área (familiar o profesional) es que inevitablemente habrá diferentes grados de incertidumbre y riesgo. Por mucho que hayamos analizado una situación, sopesado diferentes alternativas y considerado las posibles consecuencias de nuestras acciones de antemano, hay que aceptar que siempre habrá ocasiones en que uno se enfrente a resultados impredecibles que reflejen diferentes niveles de incertidumbre y riesgo.

Como ya se ha señalado, el riesgo es inherente a la vida, y si se acepta esta realidad es posible aprender de los fracasos y éxitos derivados de esta toma de decisiones. De esta manera, los individuos pueden efectivamente tomar un mayor control de sus vidas y sentirse más realizados personalmente.

Hay muchos modelos que ayudan a la toma de decisiones frente a la resolución de problemas, pero la mayoría giran en torno a los siguientes pasos clave:

1.- Orientación hacia el problema: En primer lugar, se debe realizar un ejercicio de toma de conciencia sobre la naturaleza de los problemas, aumentando la sensibilidad hacia ellos y comprendiendo que forman parte de la condición humana. De esta manera, se desarrollará una actitud más positiva hacia el problema o la situación y se evitará una autocrítica perjudicial.

2.- Definición y formulación del problema: Una vez establecida una actitud positiva hacia la solución del problema, el objetivo debe ser analizar y contextualizar el problema recogiendo toda la información relevante que pueda ayudarnos a resolverlo. En muchas ocasiones, una mala definición del problema es lo que tiende a generar más inseguridad y preocupación.

3.- Búsqueda de soluciones alternativas: se espera que los individuos puedan encontrar el mayor abanico posible de soluciones a su problema, para lo cual se requerirá de creatividad e imaginación para generar un gran número, tanto en cantidad como en calidad, de posibles soluciones, adoptando una actitud constructiva sin hacer juicios de valor previos a ninguna propuesta concreta.

4.- Toma de decisiones: una vez identificadas las diferentes alternativas/soluciones al problema, el siguiente paso es tomar la decisión. Es en este momento cuando el individuo debe tener en cuenta los resultados más probables a corto, medio y largo plazo para cada curso de acción respectivo. También es en este momento cuando debe abordarse la reversibilidad de una decisión, sus repercusiones, etc. Evidentemente, si no se puede invertir una decisión, es tanto más importante tener en cuenta todas las cuestiones con mayor detenimiento si no es posible retrasarla.

5.- El último paso es implementar y monitorizar el impacto de la decisión. La opción elegida debe ser puesta en práctica y, lo que es más importante, su eficacia debe evaluarse. Es necesario ser autocrítico en este momento y ser capaz de reformular las soluciones si el resultado no es el esperado. Como ya hemos mencionado, la toma de decisiones debe entenderse como un proceso de aprendizaje constante y no se debe dudar o evitar tomar medidas correctivas si se considera necesario.

Independientemente del modelo elegido para resolver el problema, el proceso de toma de decisiones debe estar diseñado para promover la confianza y la voluntad de asumir responsabilidades en diferentes contextos y momentos críticos. Por consiguiente, se puede apreciar por qué este proceso es una habilidad personal de la vida que promueve el éxito en la toma de decisiones en las esferas personal, familiar y profesional.